Tres maneras de reducir el riesgo de depresión de posparto durante COVID

Washington State Department of HealthFollow

Mar 12 · 6 min read

La pandemia ha alimentado sentimientos de aislamiento y ansiedad, aumentando el riesgo de depresión posparto en las nuevas madres.

La depresión posparto (PPD), una experiencia común para las nuevas mamás, puede aparecer después de un año del nacimiento de un bebé. Muchas mujeres sufren innecesariamente porque este problema médico no es visibilizado ni se le da tratamiento, especialmente durante la pandemia actual.

Existen muchas medidas preventivas que pueden ayudar a reducir el impacto de la depresión de posparto. Y todos pueden ayudar a las nuevas mamás, reconociendo los síntomas de la depresión posparto e indicándoles la ayuda que necesitan.

“Las personas embarazadas tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave como resultado del COVID 19, lo que aumenta la ansiedad y el estrés, convirtiéndose en riesgo de infección. Y también les preocupa transmitir el virus a su feto. Las medidas de distanciamiento social han provocado interrupciones en la red de apoyo social y aislamiento”, afirma Amritha Bhat , MBBS, MD, MPH. Bhat es psiquiatra perinatal y profesora asistente en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Washington.

“El período perinatal es un momento en el que necesita a toda su red de apoyo a su alrededor y la pandemia lo ha dificultado. Todo esto ha provocado un aumento de la depresión, la ansiedad y el estrés”, añade Bhat.

La historia de Ana

“Sentí tanta alegría y emoción nerviosa cuando descubrí que mi esposo y yo íbamos a tener nuestro primer bebé. Pero esos sentimientos cambiaron rápidamente con el inicio del COVID”, comparte Ana, una nueva mamá.

“Mi embarazo no fue nada de lo que pensé. En lugar de poder compartir esta experiencia con mis seres queridos, tuve llamadas vía Zoom y ecografías solitarias. Incluso después del nacimiento de mi bebé, la familia no pudo venir a conocerlo, un hermoso varoncito”, manifestó Ana.

Rápidamente descubrí que ir a cualquier parte con un recién nacido era desafiante e intimidante. Y la profunda preocupación de contraer COVID-19, aumentó mi ansiedad cada vez que salía de casa. Simplemente se sentía mejor quedarse en casa y no angustiarse.

“Pero tuve que ir a las visitas de niño sano de mi hijo. Me sentí tan estresada y abrumada tratando de embarcarme en ese viaje sola con un recién nacido, que me olvidaba de hacerle todas mis preguntas e inquietudes al pediatra. Y no podía recordar todo lo que hablamos después de la visita”, continúa Ana.

Ana también tuvo problemas con la lactancia. Se sintió fracasada porque su hijo no aumentaba de peso como se esperaba. Y mi bebé apenas podía conciliar el sueño por poco tiempo, -no más de una hora-, para luego irrumpir en llanto, y dejaba de hacerlo cuando lo cargaba. La falta de sueño, además de todo, puso a Ana en una montaña rusa emocional. En un momento sentía una inmensa felicidad. Y luego comenzaba a llorar, inundada de pensamientos y emociones negativas.

“No estaba segura si mis sentimientos eran ‘normales’ para la vida con un nuevo bebé, o debido al agotamiento de COVID-19. Después de aproximadamente un mes, supe que necesitaba ayuda. Esto no era normal para mí. Entonces, conversé con mi madre y le confié lo que me estaba ocurriendo. Y ella pensó que estaba experimentando la depresión de posparto, o PPD por sus siglas en inglés. Otros miembros de la familia me ayudaron a encontrar un terapeuta que me brindara visitas virtuales. La terapia me dio las herramientas para lidiar de manera efectiva con mi ansiedad y depresión y para sentirme más presente con mi hijo. También aprendí otras cosas útiles que podía hacer para cuidar de mi misma.

Ahora veo que los sentimientos de aislamiento del COVID-19, probablemente lo hicieron todo más difícil. Pero no tenía por qué significar que estaba sola. Aprendí que no hay que sufrir, existe ayuda ”, concluye Ana.

Aprenda las señales

Primero, comuníquese con su médico si alguno de los síntomas que a continuación describimos dura más de dos semanas:

Sus sentimientos:

  • Sentirse deprimida la mayor parte del tiempo, todos los días.

  • Experimentar vergüenza, culpa o fracaso

  • Sentirse en estado de pánico o asustada la mayor parte del tiempo.

  • Tener cambios de humor severos.

Su vida diaria:

  • Tener poco interés en las cosas que normalmente le gusta hacer.

  • Sentirse cansada todo el tiempo

  • Comer mucho más o menos de lo normal

  • Subir o bajar de peso

  • Dormir demasiado o poco

  • Tener problemas para concentrarse o tomar decisiones.

Cómo piensa sobre usted o su bebé:

  • Tener problemas para establecer lazos afectivos con su bebé

  • Pensar en lastimarse o lastimar a su bebé

  • Pensar en suicidarse

Una onza de prevención vale un kilo de cura

En segundo lugar, tomar medidas preventivas — Los hábitos saludables a continuación pueden reducir el riesgo de PPD y ayudarle a enfrentar su nueva vida:

  • Practique ejercicios físicos cuando pueda. Caminar con su bebé en un cochecito, puede ser una manera fácil de dar algunos pasos mientras respira aire fresco.

  • Procure llevar una dieta sana y equilibrada. Comer alimentos nutritivos puede ayudarla a sentirse mejor y brindarle a su cuerpo los nutrientes necesarios que su cuerpo requiere. Las rodajas de manzana picadas con mantequilla de maní o queso, son un bocadillo fácil de llevar.

  • Dese un tiempo para sí misma. Asegúrese de tener un “tiempo para mí” cada semana para salir a caminar, tomar una siesta o hacer algo de yoga, puede ayudarla a recargar energías. Deje que su pareja u otro adulto de confianza se lleve al bebé durante una o dos horas.

  • Tómese un tiempo para descansar. La mala calidad del sueño aumenta el riesgo de depresión posparto. Tome algunas medidas para que la calidad del sueño sea una prioridad. Intente tomar algunas siestas durante el día cuando su bebé esté durmiendo. Si está amamantando, considere bombear un biberón para que su compañero pueda cuidar de la alimentación del bebé durante la noche.

Sepa que existe ayuda

En tercer lugar, tenga conversaciones sinceras: no tenga miedo de compartir lo que está sucediendo con su familia, amigos y proveedor médico para que reciba la atención adecuada para usted.

Si conoce a alguien que pueda estar experimentando la depresión posparto, anímela a buscar ayuda. Podría salvarle la vida. A continuación, se incluyen algunos recursos que pueden ayudar:

  • Línea de ayuda perinatal Washington Warm Line: disponible para las madres embarazadas o las madres primerizas o sus seres queridos que necesiten apoyo, información y recursos sobre salud mental. Visite su sitio web o llame al 1–888–404–7763

  • Escúchenla: campaña de los Centros para el control y prevención de enfermedades CDC, que brinda apoyo a las personas embarazadas y en posparto para que hablen cuando algo no les parece bien.

Tiffany Tibbs Christensen, MPH, CHES es la Coordinadora de Salud Materna en el Departamento de Salud del Estado de Washington. Es una defensora de la equidad y una apasionada de la creación de oportunidades para que las personas embarazadas y en posparto y sus familias vivan una vida lo más saludable posible.

Más información

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También puede comunicarse con el centro de llamadas del Departamento de Salud al 1–800–525–0127 y presione #, de 6:00 a.m. a 10:00 p.m. Lunes, y de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. Martes — Domingo y festivos estatales celebrados. La asistencia lingüística está disponible.

Para recursos comunitarios: 2–1–1 es un servicio gratuito por teléfono que ofrece información sobre servicios y asistencia disponible en todas las regiones del estado. Marque el número de tres dígitos 2–1–1 en su teléfono o llame al 1–877–211–9274 con preguntas sobre servicios o asistencia en su comunidad. La asistencia lingüística está disponible.

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